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Esta es tu bandera, si la trajiste prendida en tu corazón no la olvides. Búscale un espacio y ofrendale una flor. Concha Guerra

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Me siento ser y soy, un hijo de Holguín.


Estimado compatriota:

¡Quien a mi patria quiere, a mí me quiere!
Así pienso y he pensado siempre.
En mi mente y en mi corazón, soy un producto de Holguín. Aunque no por nacimiento, hice mi primera aparición allí el 16 de julio de 1947. Fui llevado allí por mi padre, con el fin de ingresarme (e ingresé) en la prestigiosa Escuela Profesional de Comercio de aquel entonces.
Me hospedé inicialmente en la Casa de Huéspedes de la Familia Piñón (familia a la que siempre recuerdo con gran cariño y gratitud).
A los pocos años, me gradué, y obtuve cuatro de los cinco títulos correspondientes al programa de estudios que el Ministerio de Educación de Cuba había asignado a las Escuelas Profesionales de Comercio de la época.
Fueron mis queridos profesores (entre otros que ahora no recuerdo), Benjamín León, Hernán Lavernia y Curdumí.
En la Ciudad de los Parques, y a través precisamente de mi profesor Benjamín León, obtuve mi primer empleo en el ejercicio de la contabilidad.
Permanecí en mi posición desde 1949 hasta 1960, llegando a convertirme (a los 23 años de edad) en el Contador-Jefe de los grandes Almacenes de Víveres Rafael Martínez, S.A.
En Holguín me casé, y allí nació mi hija. Viví en el Edificio AMYCAR, calle Máximo Gómez #97, entre Aricochea y Luz Caballero), desde 1956 hasta el 29 de abril de 1967, fecha en que partí hacia el exilio...
Amo y he amado siempre a la Ciudad de Holguín. Viví en ella 20 años (1947-1967). La recuerdo y la recordaré siempre.
Me siento ser y soy, un hijo de la siempre añorada Ciudad de Holguín.
Reciba usted, señor Pérez-Montejo, mi más cordial saludo,
Dr. Marcos Morán Perera


NOSTALGIA DE MI TIERRA 
por Dr.Marcos Morán Perera

Con la nostalgia de mis noches vienes,
¡oh recuerdo inmortal del bien perdido,
cómo te aferras a mi pecho herido,
cuanto más blancas tórnanse mis sienes!

¡Qué triste suspirar, cuántos vaivenes
desde la ausencia, oh Dios, he padecido.
No, patria de mi amor, yo no te olvido,
si allí en tu suelo mis amores tienes;

si allí quedó mi juventud contigo,
allí el hogar do se halla la ventana
desde donde volaron mis ensueños,

si allí quedó tu palma, el viejo amigo,
si duerme allí, soñando en tu mañana,
mi madre, el más hermoso de los sueños!






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