Que don Gregorio adquiere para su Teneria un burro puertorriqueño, y que este, ante el exceso de trabajo y la poca alimentacion, enflaquece y muere. Don Raimundo Sosa, nos deja su constancia :
LAMENTO DE UN MULO PUERTORRIQUEñO
DESDE QUE VINE A ESTA TIERRA
estoy pasando un tormento,
y la alegria ni un momento
en mi corazon se encierra;
siendo mi suerte tan negra
a quien me voy a quejar ?
si aliviar mi malestar
Graciano no lo ha querido,
y por hallarme aburrido
la vida me voy a quitar.
ESTOY TAN ABOCHORNADO
que no me atrevo a salir,
pues se que se han de reir
de mi desgraciado estado;
estoy flaco y jorobado
de darle vuelta al molino,
y segun tengo entendido
me quedan muchas que dar
para acabar de penar
me ahorco o me pego un tiro.
TRABAJO DE NOCHE Y DIA
y nunca tengo descanso,
ya de vivir estoy harto
y morirme desearia;
si suelto me veo algun dia
ha de ser con el cencerro
que por doquier que llego
molesto con mi sonar
y me tratan de agolpar
si no, me achujan los perros.
EN FIN, GRACIANO, YO ESPERO
tomes la resolucion;
me mandes sin dilacion
seis meses para un potrero
pues si sigo aqui me muero
trabajando noche y dia
y yo mejor desearia
ir a morir a un lugar
donde no oyera mentar
la maldita teneria.
Colaboro con esta publicacion Ramon Antonio Perez Burton