
Calle Libertad entre Desamparados y Coliseo. Foto de 1935.
Al terminarse la Guerra de los Diez Años, nuestro pueblo mostraba las señales de tan larga contienda: edificios acribillados por las balas, casas quemadas, sus mejores hijos muertos en los campos de la Revolución Redentora.
A la reconstrucción de la depauperada economía municipal de Holguín, se dedicaron los vecinos como CONSIDERADOS "Pudientes" por haber salvado una mejor parte de los efectos de la guerra.La vida urbana sufrió notables quebrantos por haber desaparecido el ochenta por ciento de la riqueza rural, que es savia de vida en los pueblos que dependen enteramente de la agricultura. El progreso material de nuestro pueblo era nulo. Lo propio ocurria con la enseñanza publica, atendida por Maestros a quienes el Gobierno Estatal y Municipal debia meses enteros de paga.
Entre esos vecinos se contaban los Sres. Fernando Manduley del Río, Salvador de Fuentes Aguilera, Aurelio de la Maza, José Carbonell Castro, Manuel Trinidad Ochoa Aguilera (Síndico General del Ayuntamiento durante varios años), Vicente Lengaran, Miguel Rimblas Ferrer, los hermanos Nates y Bolívar, Eduardo de Quesada, Rufino del Rosal Fernández, Manuel Betancourt Ochoa y su hermano Waldo.
Al concluir la Guerra, la vida rural era insegura y en extremo arriesgada. La Guerra Civil, lejos de ser la proteccion del hombre trabajador, el terror su época, con sus constantes peticiones de dinero. "El Componte" y la "Ley de Fuga" imperaban.
Sanidad no la habia en Holguín, ni en ninguna otra parte. Las enfermedades diezmaban a la poblacion en los Hospitales (si cabe llamarle de este modo, tan era su estado pesimo) Las camas se compartian, dos enfermos en cada una.
El Estado dedicaba solamente el tres por ciento de sus presupuestos a obras publicas, enseñanza, agricultura, comercio, etc, empleando el resto para fortalecerse militarmente.